LADRILLO o FUTURO

Ignacio Herrero,  Alvaro Gaertner Aranda, autor del informe “Reconstruyendo el futuro. Un Green New Deal para España” y Eduardo Gutiérrez, candidato de MasMadrid, y exportavoz de Hacienda y Empleo en la Asamblea madrileña. Abril 2021

¿En qué se invertirán los millones que la Comunidad de Madrid recibirá de los fondos europeos? ¿Se invertirán en proyectos innovadores que impulsen un nuevo tejido industrial que genere empleo y valor agregado o, se transferirán a un modelo económico especulativo salpicado por la corrupción?

Los efectos de la pandemia originada por el COVID-19 siguen coleando a día de hoy con la amenaza de una cuarta ola y han dejado en evidencia la gestión, la capacidad y los recursos públicos de la Comunidad de Madrid. Tras 26 años de “gestión” popular somos la Comunidad Autónoma que menos dinero destina en España a la salud y a la educación pública por persona. En Europa, según el índice de calidad de gobiernos regionales , nos situamos  en el puesto 74 en servicios públicos y en el 147 en la lucha contra la corrupción. Para la señora Ayuso la recuperación económica se mide en “Zendales” por metro cuadrado. La expansión de terreno urbanizable ha sido un mantra desde la regulación de la Ley del suelo en 1998 y, paradójicamente, supuso el “boom” de las tramas corruptas en las entidades locales de todo el país. España, o Madrid para la señora Ayuso, sí que sorprendió al mundo en 2006 al batir todos los records de construcción de vivienda en un solo año: 900.000. La historia reciente tras la caída de Lehman Brothers en 2008 ya la conocemos. 

El parón económico provocado por la pandemia a nivel mundial ha hecho repensar el papel de las administraciones y de los recursos públicos para reactivar la economía frente a retos como el calentamiento global y el desempleo. En EEUU, Reino Unido o Nueva Zelanda están promoviendo políticas económicas de gran inversión pública con el objetivo de reactivar al sector privado mediante la intervención del Estado. La receta no es nueva. Desde el crack de Wall Street en 1929, al Plan Marshall o el final del “corralito financiero” en 2003: es necesario estimular la economía privada con inversión y ayudas públicas para transformar los sectores productivos en línea con la transición ecológica y energética, recuperando el empleo. 

La Unión Europea hoy tiene la oportunidad de transformarse ante los retos globales que supone el cambio climático. Ya ha dado un primer paso: ofrecer fondos no reembolsables, financiados con deudas mutuas, a sus países miembros. Sin embargo, disponer de estos fondos no garantiza la transformación que necesitamos en Madrid y en España para no depender exclusivamente del turismo o de la construcción. Adaptarnos y diversificar nuestra economía hacia una transición ecológica y energética es vital para generar empleo y calidad de vida. En el pasado, con el ingreso de España a la UE en 1986, “intercambiamos” nuestro sector productivo por los fondos de cohesión. Fueron demasiados los fondos que se emplearon en pelotazos con tramas urbanísticas por toda nuestra geografía hasta planes de reactivación económica basados en el ladrillo como el “Plan E” en 2008. 

La solución propuesta por la señora Ayuso en 2021 para estos nuevo fondos comunitarios es seguir ingresando a las arcas públicas en la UCI mediante más ladrillo. El proyecto inacabado de la “Ciudad de la Justicia” de la señora Aguirre -más de 500 millones en licitaciones-es la última ocurrencia.  Este modelo del “ladrillazo” no es lo que necesita la Comunidad de Madrid, no repercute en los bolsillos de los ciudadanos y no respeta el medio ambiente. Tampoco se asemeja a ninguna doctrina sobre el libre mercado. Esta manera de hacer “propaganda a ladrillazos” corresponde más a los modus operandi que se acumulan en la Audiencia Nacional: liquidar lo público mediante “contratos” a cambio de favores (Gürtel, Púnica, Bárcenas…).

Más Madrid tiene un plan para esos fondos europeos, un plan con diferentes proyectos con el que “entubar” e invertir la balanza a favor de nuestra región y de nuestro país: un nuevo tejido productivo verde, innovador y promotor de una nueva economía que genere talento, empleo y bienestar. Para conseguirlo será necesario que la administración autonómica, bajo un nuevo gobierno, asuma que ha de trabajar para que proyectos como los siguientes tengan espacio en la región madrileña:

  • El sector del automóvil supone más del 10% del P.I.B. español. La reconversión de este sector ya ha comenzado en otros países y si no tomamos la delantera en un sector de alto valor agregado que movilice una gran cantidad de empresas subsidiarias perderemos no solo la oportunidad de generar mayor riqueza, miles de empleos y empresas. Por eso proponemos un proyecto tractor para el Sur de la Comunidad de Madrid, que cuente con financiación de fondos NGUE, que promueva una Alianza público/privada con las empresas de automoción y de reciclaje y recuperación de materiales, para impulsar un nodo de empresas (Hub) de Innovación, reciclaje, y reconversión eléctrica de la Automoción Madrileña, que replique experiencias que acaban de comenzar en Francia donde han reconvertido factorías de la mano de la estrategia Retro-Fit (reconversión eléctrica y reutilización de materiales y equipos de automoción).
  • Un plan de rehabilitación energética de viviendas privadas, incluidas las vacías, y de edificios públicos que generaría una oportunidad para nuestra economía. Reducir el consumo energético y de materiales es una oportunidad para aumentar el ahorro de las familias. El ahorro energético no sólo salva el planeta sino que generaría más renta en las economías familiares, aumentando el consumo y generando empleo en otras actividades económicas. Además, este plan reconvertiría a todo un sector económico, el de la construcción, al aumentar la actividad y el empleo de las empresas suministradoras de materiales y equipos de rehabilitación, aumentando el valor agregado en toda su cadena de producción y servicios. Menos emisiones, menos desechos y menos “ladrillo”. Más empleo, más ahorro, más beneficios. Resultado: más bienestar y más salud.
  • Una transición ecológica en la movilidad urbana. Los efectos del “ladrillazo” en las últimas décadas han supuesto un modelo de planificación urbana insostenible a largo plazo, no sólo con el medio ambiente sino con los recursos públicos. Los Planes de Actuación Urbanísticas (PAU) han generado miles de viviendas “alejadas” y un modo de vida “individualizado” que en la actualidad padecen grandes déficits de recursos públicos (escuelas públicas, bibliotecas, centros de salud y hospitales, transporte público, centros culturales, servicios sociales, etc…). Hay que adaptar y dotar a nuestras ciudades para moverse de manera sostenible: a pie, en bicicleta o en transporte público. Hay que reconvertir las actuales infraestructuras y los servicios públicos, de la mano de los nuevos fondos NGUE, de los que ya se disponen para hacerlo realidad. Esto implicará generar zonas de bajas emisiones; construir carriles Bus-VAO en las autovías; invertir en peatonalización y la reforma de nuestras calles y plazas; o aumentar la infraestructura del metro como por ejemplo la conexión entre el Metrosur y la línea 3. 

Frente a los retos económicos que nos exigen las consecuencias de la pandemia y el cambio climático toca parar de correr a la velocidad de los tweets y de los titulares y alzar la mirada. Toca dejar de hacer números para unos pocos, prevaricando con los derechos de todos. Más Madrid tiene una hoja de ruta basada en la transición digital, la economía circular, la industria verde, y la transición energética y ecológica con la que empezar a caminar de nuevo, un plan para crear empleo de calidad y hacer de nuestras ciudades y pueblos lugares agradables y con futuro económico, donde valga la pena compartir la vida. El día 4 de mayo toca recuperar la sonrisa y la ilusión. Tenemos una oportunidad para empezar a poner a Madrid al frente de las regiones más innovadoras, más sostenibles y con más calidad de vida en Europa.

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